Mediados del año 2016. Carreteras tarraconenses como el escenario escogido por Volkswagen en sus pruebas de puesta a punto para asfalto. La pauta a seguir era la marcada durante los últimos cinco años en el WRC, colocar a su estrella, Sébastien Ogier, al frente en uno de los proyectos más ambiciosos para la marca alemana. El Polo R WRC 2017 estaba cerca de ser una realidad.
Dicha montura ya empezó a dar sus primeros pasos sobre tierra sobre los caminos finlandeses en manos de Marcus Grönholm. Su diseño que dejaba entrever lo que serían los nuevos WRC de última generación. Vehículos más anchos, con más potencia y con una carga aerodinámica inexplicable.
Con los característicos colores de camuflaje (sin desvelar detalles), en el día en que Ogier se ponía a los mandos del Polo, tuvimos la suerte de poder presenciar en persona el comportamiento, la estética y el sonido del coche puesto en tramo. Qué decir… Un rugir ronco el cual era espectacular de apreciar entre las montañas catalanas. Tracción y paso por curvas dignos de apreciar en directo. Y por si fuera poco, una agresividad apabullante marcada por el diseño, con carrocerías más anchas.
En definitiva, una montura a la que no le sentada nada mal el traje de batalla que había escogido la marca para el modelo. Sin embargo, durante el proyecto de desarrollo, una mancha negra marcada con la denominación del “Dieselgate” de Volkswagen, amparaba un futuro un tanto incierto para la marca dentro de cualquier competición tras las devastadoras perdidas económicas por parte de VW. Un proyecto que a los pocos meses cayó en dique seco dejando a muchos de sus trabajadores dentro del Motorsport desamparados y desolados. A pocos meses de empezar la campaña de revalidación de sus títulos, la luz se apagaba en el WRC.
Cerca del proyecto privado
Fueron Andreas Mikkelsen, de la mano de Nasser Al-Attiyah junto con el patrocinio de Qatar, los que intentaron que el coche no quedara en nada, al igual que sus horas de test y trabajo. Intentaron conseguir de forma privada un proyecto con los Polo R WRC 17, el cual era muy apetecible e interesante tanto para pilotos como para aficionados.
Finalmente, fue la FIA la que no dio luz verde al modelo, no permitiendo ser homologado para poder correr. La normativa en cuanto a equipos privados, limitación de test y número de piezas a utilizar no encuadraban bajo la norma marcada hasta entonces. El rechazo por parte de las diferentes marcas a que se llevara a cabo era unánime, colocando muchas trabas por el camino para evitar la homologación de dicho aparato.
Una lástima, ya que el Mundial perdía la marca más laureada en los últimos tiempos, dejando el inicio del 2017 con cuatro equipos al frente. Una despedida que nos privaba de comprobar si la marca germana seguiría marcando la pauta en uno de los certámenes más espectaculares y apasionantes de los últimos tiempos. El Polo R WRC 2017 es historia.