Queremos compartir en nuestra página web la profunda reflexión de Gabi Salvo, padre de Laura, tras el accidente en el que su hija perdió la vida. Las tres víctimas tan seguidas dan que pensar. Recomendamos leerlo con atención. Gabi es piloto y serán unas palabras compartidas por muchas personas relacionadas con este mundo. Esperemos que estas peticiones no caigan en el vacío. Mucho ánimo Gabi y gracias por luchar de esta forma. Estas son sus palabras, que esperamos que lleguen al mayor número de personas posibles con tal de ayudar:
Fuente: Motor al día 7
«Cuando se produce una catástrofe aérea, se analiza hasta el último resto y detalle del aparato y todos y cada uno de los elementos que han podido intervenir en el suceso hasta llegar sin descanso, aunque aclararlo pueda llevar años a las causas del accidente.
Imaginaros como queda un avión después de accidentarse contra el suelo, el mar, las montañas o una ciudad, es harina… Aún así, persisten hasta dar con las causas del suceso. Una vez todo esclarecido, se emite un informe. Este la herramienta de la cual se parte para tomar medidas correctoras para que por esas causas no vuelva a suceder.
Dicho esto, en un coche de carreras no nos matamos por golpearnos contra el coche porque vamos bien sujetos, no nos aplasta la carrocería porque llevamos las barras. Sin embargo, hay dos elementos en la seguridad en los que hace falta trabajar. Uno es el fuego y el otro la deceleración.
Que las barras eviten que nos aplaste la carrocería es un hecho, pero no que se deforme el vehiculo. Al deformarse se necesita, en ocasiones, tiempo de más para evacuar el mismo. Es un hecho el tiempo que juega en contra de un incendio para el cual vengo advirtiendo ya desde hace mucho.
La extinción de un coche de carreras es insuficiente para detener un incendio alimentado por gasolina. Los depósitos de serie son una bomba en la trasera de los ocupantes. Son frágiles, poco seguros y con facilidad vierten su contenido ante un accidente.
Hay que modificar los depósitos, hay que aumentar la extinción manual y que esté a mano estando atados tanto para piloto como copiloto. La capacidad de la automática debe de ser mucho mayor, lo que llevamos no apaga un cigarro.
Lo he vivido y comprobado. Lo que llevamos no sirve para apagar nada. Volverá a pasar que alguien que no pueda salir a tiempo, se abrase vivo mientras los de fuera si es que los hay, miran sin poder hacer nada y sin poder sacarlo/os. Así de claro y de crudo.
La otra, que es la que más urge, es la deceleración. Las fuerzas G que se producen al colisionar con un obstáculo que no se desplaza ante la colisión y que produce una parada de una velocidad elevada a cero en décimas de segundo es insoportable para el cuerpo humano.
Sin tener ni un rasguño, ni un mal moratón, se pierde la vida, porque nos desmonta el interior del organismo produciendo derrames internos y cerebrales irreversibles. Hay que realizar un estudio físico para saber qué velocidad es la máxima que puede soportar el cuerpo y trabajar en los trazados con chicanes o conos que adecuen la velocidad a la orografía del terreno.
No podemos poner 600 metros para izquierda ocho sucia entre troncos de árboles o casas o muros. O se modifica estos parámetros a la velocidad que el cuerpo pueda soportar un impacto seco, o con coches cada vez más rápidos con mayor paso por curva y más efectivos no vamos a dejar de enterrar pilotos y copilotos. Porque presiento que esto es el comienzo de una lista que aumentará con el tiempo si no lo remediamos.
Es por ello, que he pedido a las distintas Federaciones Española y Portuguesa que se tomen medidas y que no pasen por alto estos accidentes. Concretamente, tres víctimas en una semana por este motivo. Que la vida de mi hija y de nuestros compañeros sirva para frenar está sangría sin sentido y con solución.
Se me ha informado de que la FIA ha tomado nota y que están estudiando el asunto. Agradezco enormemente a Manuel Aviño, nuestro presidente, que no ha descansado desde que mi hija Laurita perdió la vida con 21 años. No debemos permitir que esto vuelva a suceder.
Mis más sinceras condolencias de corazón a los familiares, amigos y seres queridos de ese copiloto que perdió la vida en Italia la misma mañana que mi hija. También de Iñaki, que perdió la vida ayer mismo por el mismo motivo. Mi más sincero pésame a todos ellos, vamos a trabajar para que no vuelva a suceder...
Me preguntaba qué sentido tiene la muerte de mi niña y debe de ser para que yo personalmente movilice a todos mis amigos, contactos y todas mis relaciones en las carreras para que se haga el trabajo pendiente y que se tomen urgentemente medidas correctoras para que no mueran más Lauritas. Si lo conseguimos entre todos ya habrá tenido un sentido de peso estas pérdidas tan grandes…