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La 89 edición de Le Mans, un clásico del automovilismo a nivel mundial, dejó una de las imágenes que sin duda será recordada durante mucho tiempo. El Toyota número 7 pilotado por el japonés Kamui Kobayashi, el argentino José María ‘Pechito’ López y el británico Mike Conway se llevó el triunfo.

La mencionada unidad mantuvo una bonita pelea con sus compañeros de equipo, que fueron encargados de rodar con la otra máquina japonesa de Toyota, en este caso portando el dorsal número 8. Como era de esperar, no tuvieron rival en ningún momento. Con este triunfo, Toyota iguala en victorias de esta clásica cita (4) con Alfa Romeo y Ford.

El Toyota número 8 pilotado por el suizo Sebastien Buemi, el japonés Kazuki Nakajima y el neozelandés Brendon Hartley (ganadores durante la edición pasada) finalizó en segunda plaza tras varios problemas. El Alpine A480 Gibson (Nicolas Lapierre, Andre Negrao y Matthieu Vaxiviere) completó el podio final en LMP1.

Drama en LMP2

Dicha categoría, mucho más competida, dejó una imagen muy cruel en la última vuelta tras 24 horas de lucha en la pista. Robert Kubica conducía el WRT líder (número 41) tras una dura pugna con sus compañeros. Sin embargo, a escasos minutos para el final, el coche se detuvo, probablemente por un problema de gasolina.

Kubica y sus compañeros, Ye Yifei y Louis Delétraz, finalizaron desolados tras perder la carrera en plena última vuelta. Dentro de lo malo, su equipo WRT se llevó la victoria, ya que el coche #31 de Robin Frinjs, Ferdinand Habsburg y Charles Milesi rodaba en segunda plaza en el momento del percance.

Un final similar

Retrocedemos hasta la edición de 2016, en la cual ocurrió algo parecido. Toyota perdió el triunfo en LMP1 a falta de una vuelta por un problema técnico. El coche de Buemi, Nakajima y Davidson se quedaba parado a falta de cuatro minutos, dando la victoria en el último instante a Porsche.

Recordemos también los acontecimientos:

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